El yaco, loro gris o loro gris de cola roja es la única especie que pertenece al género Psittacus y uno de los loros que viven en
África. Su aspecto es inconfundible, por su pico negro, su plumaje color gris y su cola roja.
Consta de tres subespecies:
la nominal (Psittacus erithacus
erithacus)
la de cola de vinagre (Psittacus erithacus
timneh)
y la de las islas de S. Tomé y
Príncipe (Psittacus erithacus princeps).
La subespecie más difundida y apreciada como animal de compañía es la nominal, que tiene una amplia distribución en África
Ecuatorial (África Central y Occidental).
El loro gris de cola roja es un loro de medida mediana. Su nombre describe perfectamente su aspecto: a excepción de la cola que es de color rojo, tiene el cuerpo cubierto de plumas con distintas
tonalidades de gris.
Algunos ejemplares presentan plumas rojas en otras partes del cuerpo. El pico y las uñas son de color negro y las patas de color gris oscuro. Miden alrededor de 33 cm de largo (28-39 cm) y pesan
unos 475 g (380-600 g). Pueden llegar a vivir entre 70-90 años, y hay casos extremos registrados en ejemplares que han llegado a vivir 100 años.
Estos datos son, así mismo, muy relativos. Hay diferencias significativas entre las poblaciones que habitan las diferentes regiones que integran la gran área de distribución de esta
especie.
Los individuos que pertenecen a las poblaciones del África Central son más grandes que los del África Occidental.
A todo ello, tenemos que añadir las diferencias intrínsecas al dimorfismo sexual. Las hembras son más pequeñas que los machos. Un macho adulto pesa alrededor de los 530 g (puede llegar a superar
los 600 g). La hembra, en cambio, difícilmente llega a superar los 500 g y acostumbra a estar por debajo de los 460 g.
Aparte de estas diferencias por lo que respeta a las medidas, el dimorfismo sexual de esta especie es poco significativo y difícilmente apreciable a simple vista. Las hembras acostumbran a tener
un plumaje más claro que los machos (hablando siempre por comparación entre individuos procedentes de una misma zona geográfica).
El aspecto general del macho es más macizo, la cabeza más cuadrada y el pico más grande, en relación con las hembras.
Los individuos inmaduros tienen un peso y medida inferior a la de los adultos y presentan también diferencias de coloración. En ellos el color del iris es muy oscuro cuando los animales tienen
pocos meses, para pasar después a un color blanco-gris.
En jóvenes de más edad es amarillo claro y, finalmente, en los adultos es amarillo intenso. La cola de un joven que aún no haya mudado la pluma no es de color rojo inmaculado como la de los
adultos, sino que tiene un tono más negruzco, especialmente en el extremo.
Los yacos son animales gregarios que viven en bandadas organizadas jerárquicamente. En una misma bandada pueden congregarse centenares de individuos. Como pasa en la mayor parte de grandes
psitácidos, el yaco establece vínculos de pareja estables. La temporada de cría varía dependiendo de la localización geográfica, de las correspondientes condiciones climáticas y de la
disponibilidad de alimentos existentes.
Así, puede haber puestas prácticamente a lo largo de todo el año, si observamos el conjunto del área de distribución. Por ejemplo, en el África Occidental la temporada va de noviembre a abril y,
en cambio, en la República Democrática del Congo va de julio a diciembre.
Construyen los nidos en cavidades de los árboles, a una gran altura respecto del suelo. La media de huevos por puesta es de 3 (de 2 a 5). Son de color blanco y miden aproximadamente 36 x 28
mm.
La incubación se inicia habitualmente con la puesta del primer o segundo huevo. La incubación dura de 27 a 30 días. Los jóvenes abandonan el nido a los 70-80 días.
No son recomendables con niños pequeños porque la fuerza de su pico fácilmente lastima seriamente y si bien no utilizan sus garras de manera agresiva son naturalmente afiladas por lo que se debe
tener especial precaución.
En la comunidad Europea y los Estados Unidos esta prohibida la comercialización de estos loros si han sido capturados de ambientes salvajes. Recientes estudios estiman mucho más alta la tasa de
extracción de la naturaleza de lo que se creía, de hasta un 20% de la población total anualmente.
Los criadores muchas veces los privan de tener contacto con sus padres para que graben la impronta de los humanos aunque esto puede traerles consecuencias de adultos para relacionarse con otros
loros.
Siempre están pensando. Cuidar a un yaco es más parecido a tratar con un niño que con una mascota. Más inteligente que cualquier perro, pide la atención las 24 horas del día.
Su extrema inteligencia y sensibilidad le lleva fácilmente a la depresión si no es correspondido. Responden bien a la psicología infantil, pero los loros grises no son niños: son animales
inteligentes y salvajes que han sido sacados una o dos veces de su ambiente natural y que necesitan que se les enseñe a ser una buena compañía.
Los yacos tienen una enorme habilidad para captar nuestros pensamientos, sentimientos, estados de ánimo y energía, y nos obligan a enfrentarnos a nosotros mismos porque en su comportamiento
reflejan lo que nos pasa dentro.
Establecen un vinculo de pareja con su dueño y si se les proporciona una, vuelcan su devoción en ella.
Es longevo (puede vivir mas de 40 años), es el pájaro hablador por excelencia: es tan buen hablador como imitador.
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